Throughline - La Última Copa: El sueño del pibe
Episode Date: November 26, 2022Ésta semana te presentamos un episodio muy especial de nuestros amigos en NPR y Futuro Media — su primer episodio del podcast La Última Copa, en Español. Todo comenzó con una gambeta extraordina...ria en una ciudad Argentina. A eso le siguió la llegada a España y el club de fútbol que definiría su carrera, el Barça. La periodista Jasmine Garsd explora el camino trazado por Lionel Messi antes de convertirse en uno de los mejores del mundo. En la Argentina, donde el fútbol a menudo se convierte en obsesión, Messi fue el chico que se marchó antes de tiempo.La historia se cruza con las vivencias de la propia Garsd durante el colapso social del 2001 en la Argentina y el impacto de la crisis en la vida de Messi.Learn more about sponsor message choices: podcastchoices.com/adchoicesNPR Privacy Policy
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This message comes from Indiana University. Indiana University is committed to moving the
world forward, working to tackle some of society's biggest challenges. Nine campuses,
one purpose. Creating tomorrow, today. More at iu.edu.
Hey everyone, Christina Kim here. I'm a producer and reporter on ThruLine,
and this week we're doing something a little different and bringing you a special second bonus episode. For all our Spanish-speaking listeners, we present you the Spanish version of
NPR and Futuro Media's The Last Cup. con un episodio extra en español. Para muchos, el fútbol es el sonido de la vida, los niños
jugando en la calle, el gol de los televisores o los gritos de los aficionados que se oyen
por el vecindario. El fútbol es el juego mundial y ahora mismo se está jugando el
campeonato más grande, la Copa Mundial en Qatar. La semana pasada te trajimos la historia controversial de
cómo Qatar fue elegido ser la sede del Mundial, pero la verdad es que no estamos preparados para
dejar la cancha. Así que esta semana te presentamos un episodio muy especial de nuestros amigos en
NPR y Futuro Media. Su primer episodio del podcast�ltima Copa en Español. Es la historia
de Lionel Messi, cómo llegó a ser uno de los mejores jugadores del mundo. Y también
la historia de Argentina y lo que significa regresar a un hogar y a una patria. Antes
de empezar, una nota que en este episodio se escucha tiroteos y lenguaje explícito.
Nuestra historia empieza con un videocassette. ¿Te acordás de esos, no? Resulta que en el 2003 le llega un videocassette a Hugo Tocali, el entrenador de la selección argentina
sub-17.
Nosotros teníamos en la habitación todo preparado para ver los videos porque veíamos muchos videos.
Tocali se dedica
a descubrir y entrenar
a futuros cracks del fútbol
en un país donde miles de chicos
y chicas sueñan con ser
estrellas de fútbol.
Todo el tiempo están mandando videos como
este, pero lo que ve en la pantalla
esta vez lo deja mudo.
Pongo el video sin conjugará si la casetera estaba puesta a velocidad normal. Porque el adolescente que se veía en la pantalla
era demasiado rápido para ser real.
Tomaba la pelota y aparte de su gambeta cortita,
en cinco metros de cero pasaba a cien.
La explosividad que tenía.
Esa gambeta, esa manera de eludir a su oponente con la pelota como un mago. Y Tokali tiene que tomar
una decisión. En poco tiempo llevaría al equipo a Finlandia para competir en el campeonato mundial
sub-17 de la FIFA. Y el chico que acababa de ver en el vídeo es exactamente lo que él estaba
buscando. Pero el equipo ya estaba formado.
Y digo, ¿qué hago?
Pero no puedo traerlo y estos chicos que estuvieron trabajando dos años
y yo no llevarlo.
Tocali guarda el cassette.
Decide ir a Finlandia con el equipo que tiene.
Al principio, al equipo argentino le va muy bien.
Llegan a la semifinal sin que les metan ni un solo gol.
Hasta que se enfrentan a España.
No empatamos 2 a 2, vamos a tiempo suplementario y nos van a España.
Regresan al hotel desilusionados.
Fue una amargura porque era una selección que yo tenía una esperanza de lograr un campeonato con la Sudi 7.
Tocali se sienta, decepcionado, a cenar en el restaurante.
Es un hombre elegante, ojos verdosos, cejas pobladas.
Tiene un aire a chico huarque. La melancolía le queda bien.
Sentado ahí, da vueltas en su cabeza sobre cómo y por qué le salieron mal las cosas.
¿En qué me equivoqué? ¿En qué no me equivoqué?
Como yo le pido a los jugadores que se preocupen.
El que sabe el deporte sabe que en la Argentina el fútbol es básicamente como una religión.
Y el perder este campeonato es algo serio, sobre todo para Tocali,
porque le tocaba encontrar al próximo profeta.
Y por si eso no fuera suficiente, el equipo de España está hospedándose
en el mismo hotel. Están ahí, al lado de él, celebrando en el restaurante. Y bueno, en una de
esas, después de ver a Tocali sentado ahí con la mirada gacha, se le acerca el cocinero de la
selección española. Ya se habían visto antes en unos torneos, pero esta vez le dice algo serio.
Que hay un chico que es un fenómeno, que juega fútbol como un extraterrestre.
Es argentino, pero vive en España.
Y me dice el cocinero, Tocali, si tú tienes ese chaval, y lo miro, y él se calla, ¿no?
El cocinero se calla, porque sus jefes, los del equipo español, están sentados ahí cerca.
Y acá es donde Hugo Tocali se da cuenta que el cocinero le está hablando del chico del video.
Messi, le digo. Leo Messi. Y el cocinero le contesta. ¿Cómo? ¿Lo conocen y no lo trajiste?
El fútbol es complicado. Podés llegar a ser uno de los jóvenes más talentosos del planeta en el deporte
y aún así seguís siendo un desconocido en tu propio país.
Bienvenidos a La Última Copa, una producción de NPR y Futuro Studios.
Yo soy Jazmín Garz.
Hoy en el podcast, la historia de cómo una leyenda del fútbol terminó tan lejos de casa
y la crisis que nos lanzó a Messi y a mí y a cientos de miles más a irnos de la Argentina.
Dejar el país es una de las cosas más difíciles de la vida.
Entonces, ¿por qué siempre soñamos con volver?
Una advertencia. Nuestro capítulo de hoy contiene lenguaje explícito y una escena con sonidos de armas de fuego.
Nuestra historia continuará luego de la pausa. This message comes from WISE, the app for doing things in other currencies.
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T's and C's apply. La ciudad de Buenos Aires Niños persiguen la pelota bajo la mirada de un mural de Leo Messi de chico descalzo.
Y es que justo en esta cancha es donde el legendario Messi jugó casi toda su niñez, a principios de los noventas.
Rosario es una de las cunas del fútbol nacional.
Acá hay un dicho, que cuando nacés te dan un chupete y una pelota de fútbol.
Si sos demasiado chico para jugar,
estás mirando cómo los nenes más grandes juegan partidos en tu barrio.
En esta entrevista con un canal de YouTube llamado Part of the Game,
Don Salvador Aparicio, un entrenador local de Rosario,
cuenta la historia de cómo Messi jugó su primer partido.
Yo no sabía ni cuántos años tenía, era chiquito.
A Don Salvador le faltaba un jugador para poder empezar.
Así que metió al primer chico que vio al lado de la cancha, un tal Leo Messi.
Tenía cuatro años.
Y al principio la pelota le pasaba por al lado y Messi la miraba. Bueno, después viene otra jugada y viene la pelota y le cae para el lado de la izquierda.
Le pega prácticamente, le pega en las piernas.
Pero ahí algo se enciende.
La pulga acomodó la pelota y salió corriendo.
Gambetió a todo el mundo.
Así es como empieza el sueño.
Y este sueño, tan común en Latinoamérica,
en la Argentina hasta tiene su propio nombre.
El sueño del pibe.
Es el sueño que comparten muchísimos chicos y chicas.
Empezar en las canchas de tu barrio,
hacerte famoso en un club nacional y después la selección. El Mundial.
Ese es el sueño del pibe. Messi es como el arquetipo del pibe. Familia de clase trabajadora,
padre que laburaba en una fábrica de acero, mamá que limpiaba casas y abuela que lo llevaba a la cancha del barrio. Después de un
tiempo jugando para el equipo de Don Salvador Aparicio, en 1994 Messi se va a jugar a una
liga infantil con Newell's All Boys. Newell's, uno de los principales equipos de Rosario,
que a nivel nacional es importantísimo.
El equipo de Messi, todos chicos nacidos en el 87, era tan bueno que le decían la máquina del 87.
Y dentro de ese equipo excepcional, Messi brillaba.
Cuando viajé a Rosario conocí hinchas que me dijeron
Que verlo jugar al joven Messi era un placer
Hasta sus compañeritos sabían que Leo era algo especial
Creo que Leonel sí resaltaba a los demás
Por las condiciones, la velocidad, la técnica que tenía
Sergio Maradona, que no tiene ningún parentesco con Diego
Dice que le fascinaba la manera de jugar de Leo.
Pero en ese entonces era totalmente diferente, era de otro planeta.
Pero había un problema. A medida que pasaban los años, Leo no estaba creciendo como debía.
Era muy pequeño para su edad.
Tanto así que a los 11 años, Messi fue a ver a un endocrinólogo,
el doctor Diego Schwarzstein.
Y lo que él halló es que Leo tenía una deficiencia hormonal.
A ver, si él no se hubiera hecho un tratamiento,
como cualquier chico con déficit de hormona de crecimiento,
hubiera sido sensiblemente más bajo
que lo que es imposible saber cuánto,
10, 15 centímetros menos.
Yo creo que él juega tan bien que hubiera podido jugar igual con 10 centímetros menos.
No sé si a este nivel, probablemente no.
En una entrevista con ESPN en el 2003, Messi, que por entonces era un adolescente tímido, de voz quebrada,
habla sobre la experiencia de tener que inyectarse dos veces por día.
Yo estaba haciendo un tratamiento de crecimiento porque tenía la hormona dormida.
Me tenía que poner una inyección todas las noches, bueno, todas las noches, todos los días, una inyección.
Para tratar de despertar la hormona y que siga el crecimiento normal.
Y funcionó. Messi empezó a crecer.
Todo se acomodaba, pero solo duró un momento. Las cosas en el país estaban cambiando, como placas tectónicas acomodándose silenciosamente bajo nuestros pies. Una constante en mi infancia, al igual que la de Leo Messi y muchos chicos argentinos de los años 90, era la situación económica.
Crecimos con padres preocupados por el dinero.
Igual, éramos re distintos él y yo.
Mientras Messi perfeccionaba su gambeta extraordinaria en Rosario,
yo estaba en Buenos Aires perfeccionando mi técnica de delineado
negro, mientras me peleaba con mi hermano menor. Todo esto mientras escuchaba Hone,
dos minutos y mucha cumbia. Mis veranos porteños transcurrían en la casa de mi abuela, donde mi
hermano y yo pasábamos las mañanas viendo la tele, mientras ella
cocinaba, cantaba boleros y tangos.
En algún momento entraba la abuela, apagaba la tele y nos decía, bueno, basta.
Acá no pueden estar encerrados todo el día, salgan.
Y yo me iba al parque a fumar cigarrillos baratos con mis amigos del barrio.
En la noche, cuando volví a casa, me fumigaba con desodorante para esconder el olor a tabaco y a veces me metía en la cama al lado de mi abuela.
Jamás le hubiera confesado esto a mis amigos
adolescentes, pero mi abuela y yo dormíamos agarradas de la mano, para que pudiéramos andar
juntas por los sueños. La abuela y yo era un personaje. Dormía con los zapatos de plataforma
puestos por si había una emergencia y tenía que salir corriendo en plataformas. Tenía siempre debajo de la almohada
un arradiecito de plástico donde escuchaba las noticias. Acostada ahí, al lado de la abuela,
escuchaba que el noticiero anunciaba la tasa de desempleo, que iba subiendo estrepitosamente. 14%, 15%, 17%, eventualmente llegaría a 20.
Yo me quedaba dormida escuchando esa voz llena de estática.
El problema es que la gente no tenía dinero porque no cobraba un sueldo, no tenía un
ingreso permanente, todos los ingresos eran bajísimos.
Sergio Cerulnikov es un economista argentino del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Y la clase media incluso empezó a caer debajo de los niveles de pobreza, lo que llamaban los nuevos pobres,
gente de clase media que siempre había tenido un estándar de vida
relativamente aceptable,
que empezó a caer en la pobreza.
El sistema de salud también iba deteriorándose.
La red social argentina se rompió.
Habló el doctor Diego Schwarzstein,
el endocrinólogo de Leo Messi.
La sociedad argentina perdió toda su red social de protección y solidaridad
y entonces en algún momento las obras sociales empezaron a decirle a los pacientes
este mes no te puedo dar la hormona.
Eso fue un lío para mucha gente, pero te insisto, se interrumpían tratamientos oncológicos,
se interrumpía la provisión de insulina para los diabéticos. La familia de Messi ha dicho que Newell's, el club de fútbol, dejó de pagar las hormonas.
Hasta los clubes grandes en la Argentina, que uno pensaría que son intocables en una caída económica,
estaban encaminados hacia una crisis.
Y sin ese tratamiento hormonal, el futuro como atleta de Messi era incierto.
Fue entonces cuando los Messi's empezaron a plantearse si sería momento de ir a buscar oportunidades fuera de Rosario.
La economía nos afectaba a casi todos.
Mi papá era profesor en la Universidad de Buenos Aires y perdió casi todo su trabajo.
Mi mamá era maestra y no alcanzaba.
Prácticamente nos quedamos sin ingreso. Yo estaba por terminar la secundaria y, en más de una ocasión, me desperté en el medio de la noche por un vaso de agua y me lo encontré a mi viejo,
sentado en la cocina, mirando al vacío, preocupado. Él también estaba empezando a pensar si deberíamos irnos.
Después de la pausa, los equipos europeos comienzan a hacer mucha, mucha plata.
Y se lanzan a buscar jugadores en América Latina.
No sabía que estaban visoreando, obviamente, que había en la tribuna.
Incluyendo la cancha de Messi en Rosario.
Ya volvemos. Thank you. La gente a veces se olvida de que hace mucho tiempo no era muy común ver a tantos jugadores latinoamericanos en los grandes equipos europeos. En los noventas, Europa empezó a permitir que jueguen más extranjeros en sus equipos.
Y hubo otra transformación.
Lo que empezó a cambiar el negocio del fútbol es la televisión que lo hizo más masivo.
Nicolás Rivadavia es abogado especializado en derecho deportivo.
El mercado del fútbol se empezó a transformar y a globalizar en los años 90. El cable fue uno de los factores que cambió todo.
Tomemos este ejemplo en Inglaterra.
En 1992, el Premier League, fútbol británico,
le vendió los derechos televisivos a un canal nuevo, Sky Network,
por 304 millones de libras esterlinas. le vendió los derechos televisivos a un canal nuevo, Sky Network,
por 304 millones de libras esterlinas.
Y todo esto significó más comerciales, más patrocinios.
Se volvió el gran negocio.
Y a los clubes europeos se les ocurre otra idea.
¿Y si nos traemos a los jugadores cuando son más jovencitos?
¿Cuando todavía ni siquiera han comenzado su carrera?
Y bueno, a los 13, si sos el primero en descubrirlo, por decirlo de alguna manera, quizás tengan menos competencia y también el valor va a ser menor.
Eso en el negocio en sí, ¿no?
Y ese negocio cambiaría el curso de las vidas de tanto Leo Messi como el de su compañero Sergio.
Sergio, el que jugaba en Newell's al mismo tiempo que Leo, me contó que en el año 2000, cuando tenía 11 años, 11 años nada más,
un visor, un scout de un fútbol club español, fue a Rosario a verlo jugar un partido.
No sabía que estaban visoreando, obviamente, que había en la tribuna.
Sergio era excepcionalmente bueno. Es más, en Rosario, cuando fui a hacer entrevistas para esta historia,
muchas veces cuando apagaba la grabadora,
la gente me decía que Sergio jugaba igual de bien que Leo Messi.
Tal vez incluso mejor.
Pero en aquel partido, Sergio no jugó bien.
Lo cual le cayó muy mal a su padre.
Me acuerdo que salí y me recagó a pedo mi viejo.
¿Cómo? ¿Por qué?
Porque no había tenido un buen partido.
Sin embargo, los españoles vieron algo.
Después del partido, le hicieron una oferta a su papá.
Le ofrecían que Sergio se fuera él solo a España
o que se fueran los dos, padre e hijo,
y se les daría una pequeña mensualidad.
Para el papá de Sergio, esto era inconcebible.
Como mi viejo era el sustento, era en ese entonces el sustento solamente de mi familia, no podía irse.
Y el arrepentimiento de él no está, porque él dijo que nunca iba a dejar ir a su hijo a los 11 años solo.
Su papá nunca le contó que lo vinieron a ver los scouts españoles,
ni tampoco que él les dijo que no.
Después yo me entero que él me dice que habla con mi vieja
y le dice que ha venido de España a verme.
Y eso fue, la verdad, demasiado doloroso para mí.
Hemos tenido peleas muy fuertes después de más grande,
cuando por ahí salen esos temas, ¿no?
Sergio se dedicó a jugar en ligas menores en América Latina.
Dice que aún hasta el día de hoy le queda la duda.
¿Qué hubiera pasado si su papá le hubiese dicho que sí a los españoles?
Solamente me quedé con la intriga de que a ver que yo hubiese podido ser
con otros recursos, obviamente, en ese entonces en Europa,
la alimentación, muchísimas cosas más que la sufría acá en Argentina, terrible.
Y es que la crisis se comenzaba también a sentir en las canchas.
Muchos entrenadores con los que hablé empezaron a ver pibes
hasta más chicos que Sergio,
que llegaban a jugar con problemas de nutrición.
Yo creo que cualquier chico que tenga la oportunidad se tendría que ir al exterior.
Hubo otro chico de Newell's que también tuvo la oportunidad de irse. En esa misma época el padre de Messi
comenzó a hablar con uno de los mejores
equipos de España
el Barça
Me dicen que me vendrá un chico
de Argentina que va a estar a prueba
Xavi Llorens fue uno de los primeros
entrenadores del joven Messi
La primera vez que lo veo, veo un chico muy pequeñito, que no parece que tenga la edad que tiene.
Veo un chico muy tímido, que no habla, que observa y mira mucho, y eso los primeros días es lo que hace.
Pero futbolísticamente se transformaba. Juego vertical, escondía el balón, la cabeza la agachaba y lo tenía bien claro, él iba a hacer gol.
Pero aún así no estaban 100% convencidos.
No solo porque se trataba de un chico de 13 años,
también porque el club iba a tener que pagarle sus tratamientos hormonales.
Después no hay ninguna garantía que llegará, porque triunfar es muy difícil.
Chicos muy buenos hemos visto a todas
las edades, pero luego hay que llegar y hay que tener paciencia. Tienes que estar muy fuerte
mentalmente y tener bien claro que sacrificarás muchas cosas de tu vida. Los Messi regresaron sin
contrato. Unos meses después, a principios del 2001, el Barça les dice que
empaquen sus cosas. Messi tiene un lugar en el equipo juvenil. No le contaron a mucha gente que
se iban. Era febrero 15 del 2001. Guillem Balaguet dice que Messi lloró durante ese viaje a España. Al poco tiempo, yo también me iría de casa, porque en diciembre del 2001 explotó
todo. Me acuerdo perfectamente del momento en el que sentí que mi país se estaba desmoronando. Fue
cuando vi a un chico en la tele. Él tendría unos veintitantos años. Aún hasta el día
de hoy pienso en él. Estaba junto a una multitud de gente protestando en la Plaza de Mayo, no tan
lejos de donde yo vivía. Se lo estaban llevando a la policía. Lo estaban arrastrando por el piso. Y mientras se lo llevaban, gritaba, nos estamos cagando de hambre. Y después
grita su nombre. Yo era un adolescente, aunque no tendría mucho menos que el chico al que
arrastraban. Y es que se había tornado cada vez más violenta la represión del gobierno ante las manifestaciones.
La crisis no pasó de la noche a la mañana. En los 70s, en la dictadura, la deuda externa quintiplicó. Sumado a eso, décadas de políticas económicas desastrosas, un Estado quebrado
y la corrupción desenfrenada de los noventas fueron solo algunos de los factores que llevaron a una situación insostenible.
Y para muchos argentinos la gota que colmó el vaso
fue cuando a principios de diciembre, en medio de una crisis de desempleo,
se declaró un límite semanal de cuánto dinero podía sacar la gente de sus cuentas.
Imaginate la desesperación de la gente que va al banco y le dicen no, sacar la gente de sus cuentas.
Imaginate la desesperación de la gente que va al banco y le dicen, no, usted no puede sacar sus ahorros.
Sergio Cerulnikov, economista argentino.
El sentido de alienación, de desesperación, de injusticia, de decir, yo ahorré mi dinero y ahora me dicen que no lo puedo sacar del banco.
Eso genera, digamos, un clima que, bueno, se revierte después en este estallido.
La situación era tan angustiante que grupos de gente desesperada
se metían en los supermercados, sacaban lo que podían y salían corriendo.
¡No podés matar de hambre a este pueblo.
Este pueblo ya te dio demasiado de comer.
Me acuerdo del día en que el gobierno argentino declaró un estado de sitio.
Es parecido a un toque de queda.
Habla al país el presidente de los argentinos, doctor Fernando de la Rúa.
Han ocurrido en el país hechos de violencia que ponen en peligro personas y bienes
y crean un cuadro de conmoción interior.
Quiero informarles que ante eso he decretado el estado de sitio en todo el territorio nacional.
Pero la gente salió a protestar igual y la policía reprimió brutalmente.
Las protestas fueron tan masivas, tan vociferantes, que después de un tiempo forzaron al presidente a renunciar.
Y de ahí, en las próximas dos semanas, tuvimos cuatro presidentes más.
Fue en esos días que mis viejos dijeron basta.
Hicimos una reunión familiar con mis abuelos. Les dijimos que si nos íbamos,
podíamos ayudarlos económicamente cuando ellos se pusieran más grandes. Es la única vez que lo
vi llorar a mi abuelo. La manera en la que le temblaban los ojos marrón café a ese viejo
roble fue tan doloroso para mí que en el medio de la conversación me excusé para ir
al baño. Me senté en el borde de la bañadera y me largué a llorar.
Unas semanas después, en uno de esos días sofocantes del verano porteño, mi vieja se puso su abrigo rojo de invierno y escondió sobre su cuerpo
los pocos ahorros que nos quedaban. En el camino al aeropuerto ella estaba de mal humor y ahora
que soy grande entiendo por qué. Debió haber estado muy asustada. La ignoré y me dediqué a
mirar enojadamente por la ventana del taxi mi ciudad, que pasaba como en los créditos de una película.
No la volvería a ver por muchos años.
Se estima que unos 255.000 argentinos emigraron durante esa crisis. El economista Sergio Zerulnikov me contó que en esos días, en el aeropuerto,
había un grafiti que leía
El último que se vaya, que apague la luz. Thank you. a través de un diseño distinto y experiencias inmersivas, desde la falconería medieval a la taza de vino volcánico.
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Encuentra la inolvidable en AutographCollection.com En este video del 2001, Messi tiene 13 años. Estaba recién llegado a Barcelona.
Se lo escucha como aliviado.
Sí, la verdad que muy contento porque nada que ver cómo vivíamos allá.
Aunque tu país, todo, tu amigo, tu familia, todo lo que quieras,
pero acá viví una vida distinta y mucho mejor.
Sin embargo, según Xavi Llorens, uno de sus primeros entrenadores,
no fue nada fácil.
Le va a sacrificar la vida familiar con su familia.
Desde los 13 años vive en Barcelona, pero es que su mamá y sus hermanos viven en Argentina.
Esto es muy duro, no es tan fácil.
En esta entrevista, también del 2001 con ESPN, en la voz de Messi hay como un dejo de soledad.
Y no salgo mucho, el rato libre que tengo me quedo a dormir, me gusta más dormir y soy mucho de dormir, duermo la siesta y soy un chico casero, me gusta estar en mi casa
solo, mirando televisión.
Y entonces dice algo raro, inesperado, viniendo de la boca de un chico que está viviendo como un cuento de hadas futbolístico.
O tal vez no es nada raro, tal vez es lo más normal del mundo.
Dice que sueña con algún día volver.
Sí, siempre desde chiquito soñaba con un club argentino.
Pero bueno, yo soy hincha de Newell's, me gustaría jugar en Newell's
y bueno, espero que algún día
pueda volver a Newell's y jugar en el primero.
Volver y jugar para su club.
El sueño del pibe.
Pero nunca lo hizo.
En cambio, ascendió meteóricamente
en el equipo juvenil del Barça.
A finales del 2003, Messi debutó con el equipo de primera división del Barça,
el equipo de los grandes.
Jugaron contra Porto, por eso los comentaristas hablan en portugués.
Durante casi todo el partido, Messi está sentado en la banca
se lo ve un poco nervioso
y ya casi cuando va a acabar el juego
lo meten en la cancha
te hace recordar a Maradona
dice el comentarista
refiriéndose obviamente al dios del fútbol argentino
Diego Maradona
con el tiempo esta comparación se volvería
una maldición. Pero por ahora, entra Messi, risueño, su melena en el viento, como las
orejas de un cachorrito feliz. El uniforme le queda grande, es muy tierno. Messi no mete
gol en este partido, pero se acerca en varias ocasiones.
Ese día, en su debut, le dio a todos una probadita de su grandeza.
Tenía solo 16 años, uno de los jugadores más jóvenes en debutar para el equipo de primera del Barça. No es sorprendente entonces que España quería que Messi jugara para su selección nacional.
¿Y por qué no? España le había dado muchísimo a Messi.
¿Para qué volver a la Argentina? ¿Por qué soñamos con volver a casa. Esta es la banda sonora de mi vida cuando llegué a Estados Unidos.
Tex Ritter.
Canciones de cowboys.
Te explico.
Mientras Messi dejaba maravillado a quien lo viera en Europa,
mi familia y yo vivíamos en un motel en el sur de California.
El primer año en Estados Unidos tuve como mil trabajos al mismo tiempo.
Vendedora de electrodomésticos, cajera de supermercado,
lavando el baño en un salón de belleza.
Y uno de mis trabajos era como vendedora en una tienda
que se llamaba The Frustrated Cowboy, el vaquero frustrado.
La tienda vendía ropa y sombreros de cowboy a una clientela suburbana,
todo al son de canciones de vaqueros de Hollywood antiguo, como Tex.
Era como si me hubieran tirado en lo más profundo de Estados Unidos sin salvavidas.
Y en esos momentos me ahogaba la soledad. Y yo pensaba, me equivoqué. Fue un error venir acá. No podía pagarme un viaje de regreso, pero siempre tenía presente a mi país,
como quien mira una imagen en el espejo retrovisor de un auto.
Y todas las noches, cuando me iba a dormir, me decía a mí misma,
en cuanto pueda, pego la vuelta.
Tal vez en unos meses. Bueno, en un año.
Está bien, le doy dos años. O tres.
En tres años me puedo asegurar de que mi familia, mis viejos, mi hermano, estén bien acá y ahí me vuelvo.
Y así fue pasando el tiempo hasta que un día me di cuenta
que mi país se había convertido en un puntito
en el horizonte de mi espejo retrovisor
y que yo ya estaba lejos
pero siempre que me prometí a mí misma volver
lo decía en serio
y yo creo que Messi también lo decía en serio
aunque España lo recibió con los brazos abiertos, no es lo mismo que jugar para tu país.
Otra de mis metas que me gustaría es jugar con la selección argentina,
que es algo que quiero hace mucho tiempo y todavía no lo conseguí.
Y aunque yo estaba lustrando botas de cowboy mientras él ganaba su primer millón,
entiendo completamente por qué le dijo
a España que no. Que no iba a jugar en la selección española. Que quería jugar para la selección de
su país. Pero había un pequeño problema. Messi no figuraba en el mundo del fútbol argentino. Hugo
Tocali, el entrenador de la Sub-17,
el que nos habló al principio de este capítulo,
no sabía de su existencia antes de recibir ese video que lo dejó mudo.
Lo vi como cinco veces porque me impresionó.
Y aún después de verlo, decidió ir al Mundial Sub-17 de Finlandia,
el del 2003, sin Messi.
Acabaron perdiendo contra España.
Fue así como Tocali y otros técnicos del equipo argentino
terminaron bebiendo Malbec con el cocinero español.
El que les habló de un chico argentino que jugaba como los dioses.
Un chico que acababa de debutar con la primera del Barça,
Leo Messi. Gerardo, el profe Salorio, trabajaba junto a Tocali en el seleccionado. Aún hoy día,
unos 20 años después, Tocali da golpes contra su escritorio al recordar aquel momento. Te puedo asegurar que si yo hubiese tenido un botón para apretarlo y llegar a Argentina a traerle un partido, lo hacía.
Los trámites para que Messi jugara con la selección argentina comenzaron poco después.
La asociación de fútbol llamó al país vecino, Paraguay, para organizar un partido amistoso con el equipo sub-20. No le dijimos que nosotros queríamos hacer un partido
para obligar a un jugador a jugar para nuestro país.
Le mentimos.
El profe Salorio me contó que todo lo hicieron de forma muy sigilosa.
No querían que Paraguay supiera que le estaban haciendo un favor a la Argentina.
Lograr que uno de los jugadores más prometedores del mundo
se uniera a la selección de una vez por todas.
Se trataba de una regla un poco bizantina del fútbol internacional en aquella época.
La regla decía lo siguiente.
Si un jugador que no estaba con ninguna selección se ponía el uniforme de esa selección
y jugaba en un partido oficial con boletos vendidos,
¡pum! Ese jugador le pertenecía a esa selección.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
El 29 de junio del 2004 finalmente quedó.
Lionel Messi se puso la camiseta de la selección argentina y salió a jugar.
No había nadie. Salorio
estuvo ese día en el estadio.
Había tres gatos en la tribuna.
Pero tuvimos que hacer oficial y cobrar
entrada. TIC,
un canal argentino relativamente nuevo
en esa época, transmitió el partido.
Leonel Messi es todo un incógnito.
En Tagallo dábamos algunos datos en el arranque
de la transmisión. Vale reiterarlos. 17 años, nacido A Messi lo meten en el segundo tiempo
Y al principio, su propio equipo parece ignorarlo
Ya para ese punto el partido se había convertido en una goleada de Argentina contra Paraguay.
Iban ganando 6 a 0.
Y finalmente se la pasan a Messi.
Y en ese momento sale el jugador que ya conocemos.
Gambetea a sus oponentes a la velocidad de la luz.
Cruza la cancha en segundos.
Y el séptimo gol gambetea que es 6 para Guayo y se mete con Pertito.
Ganamos 8-6.
Messi de espina que es un golazo, Messi golazo.
Golazo de Argentina, Messi.
La maniobra que esperábamos.
Su primer gol para la Argentina.
Los tres gatos en la cancha le aplauden de pie.
El profe Salorio recuerda que todos los que estuvieron allá ese día se preguntaron lo mismo.
Rubén, ¿y a dónde sacaron este jugador?
No estaba en el rodado de nadie.
Ya había debutado con la primera división del Barça.
Lo habían aplaudido en Europa.
Pero nada se compara con volver a casa.
Lo que aún no sabía, lo que nos cuesta admitir a tanto de los que nos fuimos de nuestro país
con el sueño de algún día regresar, es que volver nunca es fácil.
Y que intentarlo
se puede convertir en una pesadilla.
En el próximo episodio
de La Última Copa...
Si no corres, metés, te escupe.
En España, era un chaval.
Jugaba como jugaba en España.
La perdía y bueno, si no corres, acá te mata.
La última copa es una coproducción de NPR y Futuro Studios.
Este episodio fue producido por Fernanda Echavarri.
Producción adicional de Ginny Montalvo.
Julieta Martinelli se ocupó de la producción en la Argentina con el apoyo de Paz S. Sarabia.
Nuestro editor es Luis Trelles.
El equipo completo de La Última Copa incluye a Juan Diego Ramírez, Liliana Ruiz, Julieta Martinelli, Marlon Bishop, Nicole Rothwell, Joaquín Kotler, Andrew Mambo y Nick Neves.
Katherine Silva se encargó de la ingeniería, Sarah Knight del fact-checking.
Nuestro pasante fue Cameron Howell.
Música cortesía de ZZK Records y Ratas en Celo.
Muchas gracias a Zeña Rubinos por ese bolero tan maravilloso.
Katie Simon es la editora encargada de Embedded.
Lauren González es la Senior Manager de Desarrollo de Contenido en NPR.
La coordinadora de producción es Margaret Price.
Gracias a Micah Ratner y Tony Calvin.
También gracias a María García. Nuestros productores ejecutivos son Yolanda Sangüeni para NPR y Marlon Bishop para Futuro Studios. Anya Grundman es la vicepresidenta encargada de programación en NPR. mensajes de nuestros oyentes. Nos podés escribir a laultimacopa
arroba npr.org
laultimacopa
arroba npr.org
Yo soy Jasmin Garz.
Gracias por escuchar.
Regresamos la próxima semana
con un nuevo capítulo
de La Última Copa. ¡Ojo! ¡Ojo! ¡Ojo! ¡Ojo! ¡Ojo! ¡Pumpa, Pónica!
¡Viene, vaya por derecho! ¡Se levanta, que por la esquina!
¡No pierde la pelota! ¡Pero viene y se le apunta! ¡Y... ¡Gol!
¡Gol! This message comes from NPR sponsor Grammarly. What if everyone at work were an expert communicator?
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